Habitualmente le damos mucho valor a los viajes que hacemos lejos de nuestra tierra, pero con la limitación de los viajes y el miedo de contagio hace que sí viajamos sea cerca de casa y muchas veces no salgamos ni de nuestro país.
Esto puede ser bueno para darle un valor que, quizás, mucha gente no le da a los lugares que tiene cerca casa.
Esto también tiene cierto peso negativo. Las aglomeraciones de gente en los parajes naturales, donde muchas veces era difícil ver gente anteriormente, hace que el disfrute sea menor.
Desde siempre me ha gustado conocer lo que tenemos cerca. Me gusta darle valor a los lugares cercanos. Creo que si visitas un lugar una vez, por muy planificado que lo tengas, puedes conseguir una bonita foto. Pero si ese mismo lugar lo visitas una y otra vez, no solo vas poder fotografiar ese paisaje con unas luces o un momento mas especial, si no que también conectas mas con el lugar. Me gusta visitar un paraje y fotografiarlo, pero hay ocasiones que lo visito hasta tres veces antes de hacer una foto de un paisaje. Necesito que el lugar se comunique conmigo, que me muestre su cara más intima. Después yo intentaré fotografiar lo que me muestra, con mayor o menos fortuna.
Durante mi estancia en Madrid uno de los lugares que mas he visitado ha sido su sierra. La famosa Pedriza me ha ofrecido momentos únicos.
Este lugar conocido como la Charca verde era uno de esos lugares que me resultaban bonitos, pero no me atraía fotográficamente. Me gustaba sentarme en la orilla y escuchar cómo las aves iban y venían, alguna Cabra montes asomaba a curiosear y el sonido del agua me transmitía paz.
Una mañana de las que el pronostico del tiempo parecía favorable para las fotos. Cuando llegué no tenia pensado fotografiar este sitio concreto, pero mientras estaba fotografiando otra de las zona vi cómo empezaba a aparecer el arco iris mientas empezaba a llover.
durante los pocos segundos que apareció me dio tiempo a hacer un par de fotos. Después todo se volvió de color gris la lluvia empezó a caer como si no hubiera un mañana y las nubes lo cubrieron todo. Aquel fue el momento de calma antes de la tormenta.
He vuelto a subir desde aquel entonces en busca otra vez de mas momentos como este, la suerte no me ha acompañado más veces con los arco iris. Sí que me ha acompañado con otras cosas.
Durante los 2 años que viví en Madrid pude vivir grandes momentos en su sierra.