Nido de dragones

Hoy termino la serie de tres fotos que vengo publicando estos días de viajes por la península ibérica. Esta semana estoy publicando fotos de un viaje que realicé por el Euskadi en Noviembre.

Euskadi me pareció un lugar maravilloso, sus paisajes invitan a soñar e imaginar mundos de seres fantásticos. En sus bosques con esa impresionantes Hayas que me recordaban la los Ents, personajes del señor de los anillos, y sus costas llenas de flysch recuerdan a crestas de dragones.

Suelo diferenciar mis viajes en dos tipos de viajes muy diferentes. Por un lado están los viajes exclusivamente fotográficos, donde la finalidad del viaje es la fotografía. Estos viajes suelen conllevar madrugones, trasnochar, dormir poco, jornadas intensas de fotografía, mucha planificación, muchas horas de espera o de camino, incluso dormir a la intemperie. Y suelo hacerlo junto con compañeros que buscamos lo mismo, hacer fotos.

El otro tipo de viajes lo hago principalmente con mi pareja, casi siempre con mi perro, y a veces con amigos u otros familiares. Estos viajes aunque visite los mismo lugares, el ritmo es muy diferente. Los madrugones son menores, las jornadas de fotografía son más reducidas, visitamos mas los núcleos urbanos, lugares culturales como exposiciones o museos, disfrutamos de la gastronomía. Son viajes mas relajados, donde planifico menos las fotos, no busco tanto las luces, ni busco una foto en concreto. Aunque sí que realizo muchas fotos, pero suelo hacer fotografías sociales, retratos, arquitectura, entre otras.

Los viajes de los que estoy hablando últimamente son este tipo de viajes. Aunque gracias que nos organizamos bien siempre puedo sacar algún momento para hacer una sesión de fotos de amanecer, atardecer o cualquier otro tipo de foto.

Para acabar con esta serie sobre el Euskadi, quiero mostrar una foto de una de las playas que más ganas tenía de ir y verla. Sabía que para la fotografía no era buena época pero con el simple paseo al amanecer por la orilla era suficientemente gratificante. Se trata de Barrika. Al llegar a la playa en esa época del año había una gran cantidad de arena y los flysch estaban casi todos enterrados. Ademas de tenía un cielo raso y sin nubes, poco atractivo para la fotografía de paisaje. Después de hacer alguna foto mirando al mar me di un paseo cerca de las grandes paredes que hay detrás y me llamó mucho la atención las formas de las rocas y como se metían en la arena esos flysch como si fuese un nido de dragones arropados por un manto de arena.

Quedó pendiente volver cuando los dragones despierten y su manto de arena desaparezca.

Se que en los días que estuve por Eukadi me quedó mucho por ver, pero aún así a sido uno de eso lugares que para mí son únicos. Se ha convertido en uno de mis sitios favoritos y siempre que puedo lo recomiendo, aunque no sea una persona aficionada a la fotografía.

 

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